Catalina nació en Buenos Aires en el 82. Se crió en un hogar cargado de expresión artística.
Estudió diseño de indumentaria en la Universidad de Palermo hasta que decidió irse a vivir a La Cumbre (Córdoba) con Matías Mischung (escultor)
con quien tuvo dos hijos y gestó un espacio llamado Casa Taller El Rancho.
Los años de profunda dedicación a su familia sumados a la introspección, incidieron en las imágenes oníricas que pueblan las paredes de su taller.
Catalina se hace preguntas sin esperar respuestas, porque sospecha que estas últimas son solo un placebo.
Son los latidos promedio a lo largo de la vida. El corazón protagonista, musculo y símbolo. Núcleo vital de lo que puede suceder cuando la mente cede.
Una mirada aguda sobre las situaciones y los sentimientos. El corazón como metáfora del hogar. La duda, el dolor o (por que no?) el amor. Cajas vidriadas que dejan al descubierto escenas y tal vez, nuestro propio reflejo. Teatros inversos sugiriendo eso que jamás se vé, casi una complicidad con el observador.